domingo, 19 de diciembre de 2010

Mitos y cultos solares en América: los Mayas y los Aztecas.

Culto al sol

Ritos prehispánicos. En la América precolombina, como en pocas partes del globo, el sol fue fervorosamente venerado. Con el antropólogo español Manuel Gutiérrez abordamos la especial importancia del astro rey para los mayas y aztecas.

Por: Enrique Sánchez Hernani

El sol fue para los mayas y aztecas el centro de su cosmología y ritualidad. Los aztecas le dedicaron sacrificios humanos convencidos de que así mantenían el orden del cosmos.

Manuel Gutiérrez Estévez, catedrático de Antropología de América en la Universidad Complutense de Madrid, es experto en cultos solares y participó, recientemente, en la conferencia “Mitos y cultos solares de Oriente y América”, en la Universidad Católica.

Censores del tiempo

“La cultura maya vivía absolutamente obsesionada por la medición del tiempo, esto no se daba con esa intensidad en los Andes”, comenta Gutiérrez. En los siglos IX y X, los mayas tenían un año solar más exacto que el de las sociedades europeas. No tenían años bisiestos pues su precisión no acumulaba márgenes de error. Los testimonios arqueológicos dan cuenta de que los mayas y los aztecas avanzaron mucho en la medición del tiempo: prueba de ello son los códices y los relatos míticos –en lengua náhuatl–, recogidos tras la conquista española. Gutiérrez sostiene que en América del Sur los incas tuvieron también un alto desarrollo en ese sentido, pero mucho más sutil. La importancia dada al sol por los incas se refleja, más bien, en su urbanismo, en una arquitectura concebida a partir del cosmos, en la que los movimientos del astro fueron determinantes.

Y se hizo jaguar

En Mesoamérica el culto solar era diurno y nocturno. El día y la noche se vivían con la misma intensidad. Los mayas creían que en la noche el sol se iba a recorrer el interior de la tierra.

En este reino de la muerte se convertía en un feroz jaguar que pasaba a ser Kinich Ahau, uno de los señores del inframundo. Este dios descendía a los infiernos con los rasgos de un felino que era metáfora de todo lo relacionado con las tinieblas. Al final de ese recorrido renacía el sol, vital y luminoso, cada mañana.

Rey de luz

Entre las leyendas mesoamericanas recogidas por Gutiérrez, el sol figura como dador de luz y calor, hace germinar y crecer las plantas y, al igual que su propio rey, es la luz para su pueblo. Fuera de su orden solo existía el caos, el horror y la muerte. Para estos antiguos pobladores de la América Central, así como el sol era hijo del cielo y de la tierra, su rey era hijo del cielo, un dios en sí mismo, y su acción era indispensable para la prosperidad, para las buenas cosechas y la fertilidad de las mujeres. El sol, como objeto venerado desapareció tras la Conquista y la evangelización, fusionándose con la figura de Cristo (Cristo-Sol).

Los nombres del sol en las distintas lenguas mayas son variaciones, o bien de kin -“sol” y también “día”-, o bien de kak o kakal, “fuego” o “ardiente”. El dios sol, en maya yucateco, es Kinich Ahau (Señor del Rostro del Sol). Existe un vocablo de enorme importancia religiosa: k’in: los sacerdotes fueron llamados “ah kin’ob” o lo que es lo mismo, “los del Sol”.

2012

Gutiérrez comenta la supuesta profecía maya del fin del mundo en el 2012 que simplemente es el fin y comienzo de un nuevo ciclo solar. “Esto ocurrirá realmente el 2014, pero la gente cree que será en el 2012 porque no toman en cuenta la reforma gregoriana del calendario. Lo que se sabe es que allí acaba un ‘bactum’ o ciclo temporal, nada más” . Enfatiza que nada tiene que ver con la concepción cristiana del Apocalipsis, como algunos sostienen. Para los aztecas, al momento de la Conquista se vivía un quinto sol (quinta era), antes de ello hubo cuatro “edades”. La medición luego se confundió con el fin de los tiempos “porque tenemos una perspectiva catastrofista del Universo”, explica el antropólogo español. Entre los pueblos nahuas del Altiplano central y, entre los mexicas o aztecas –comenta– es conocida la leyenda de los “cuatro soles” (o eras); cada uno regido por un dios diferente. La era presente es la del quinto sol y luego llegará la sexta y así sucesivamente: “no hay ningún misterio en ello”.

Fuente: Diario El Comercio, suplemento "El Dominical" (Perú). 14 de Noviembre del 2010.

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