domingo, 13 de noviembre de 2011

Los templos más antiguos del valle de Lima: El Paraíso del río Chillón, el de Garagay en San Martín de Porres, la Florida en el Rímac, Pampa de Cueva en Independencia, Las Salinas en El Agustino.

Lima, ciudad milenaria

Investigaciones y trabajos arqueológicos de los últimos 30 años han dejado al descubierto un proceso urbano que ocupa los valles de Lima de manera intensa y sofisticada desde hace por lo menos 4.000 años. Hoy esta información empieza a salir a la luz en la campaña de este Diario.

Por: Javier Lizarzaburu

“Después de descubrirse la agricultura, los pobladores de las aldeas construyen, cercanos a sus viviendas y a sus terrenos de cultivo, centros ceremoniales para adorar a sus dioses y albergar a sacerdotes que manejaban conocimientos de astronomía, de riego y de distribución del agua. Estos templos se extienden por todo el valle de Lima: El Paraíso del río Chillón, el de Garagay en San Martín de Porres, la Florida en el Rímac, Pampa de Cueva en Independencia, Las Salinas en El Agustino, etc.” (Juan Gunther, Jornadas de Lima).

Lima ocupa una posición única: pertenece a un pequeño grupo de ciudades alrededor del mundo que poseen arquitectura cuya antigüedad se cuenta en miles de años. A diferencia de aquellos otros lugares, aquí este legado es desconocido por la mayoría de la población.

El primer ejemplo de esta arquitectura monumental que se levanta en nuestros valles se remonta a unos 4.000 años: El Paraíso, en el distrito de San Martín de Porres, considerada la construcción más antigua.

Por otro lado, es cierto que, además del desconocimiento que existe, nuevos descubrimientos arqueológicos han obligado a los especialistas a revisar nociones pre-existentes.

REVISIÓN

El caso más representativo es Cajamarquilla, que durante años se había asumido capital del imperio Wari (700-1.100 aprox.) en estos valles, pero estudios recientes han concluido que esta ciudadela de más de 160 hectáreas, en el distrito de Chosica, pertenece al periodo tardío de la cultura Lima.

El cuerpo de información acumulado por el trabajo de arqueólogos como Ruth Shady, Inés del Águila o Isabel Flores, o de arquitectos como el mismo Gunther, Santiago Agurto Calvo o José Canziani, entre otros, ha significado un salto importante en el conocimiento de ese pasado; sin embargo, esta información hasta hoy no ha sido suficientemente difundida.

RECUPERAR Y DIFUNDIR

Hoy se tiene una idea más clara de esa línea de tiempo en términos de arquitectura monumental, que empieza unos 4.000 años atrás, y de manera ininterrumpida, arquitectónicamente hablando, desde hace unos 2.200 años hasta hoy. De esos majestuosos templos en U todavía quedan algunos ejemplos dispersos por los alrededores de la ciudad, todos en el más completo abandono. A ellos les sigue la llamada cultura Lima (200-600 d.C. aprox.), otro grupo humano de grandes constructores. Sus pirámides, levantadas con adobitos y la llamada técnica del librero, ocuparon los tres valles de Lima. Estas son algunas de las estructuras más grandes que conocemos, como la huaca San Marcos. Fue característico, por lo menos hasta 1535, la reutilización constante de estructuras previas por cada nueva cultura que ocupaba el lugar.

Así tenemos sitios como Maranga, Pucllana y Pachacamac, cuyos orígenes se sitúan antes del inicio de la cultura Lima y que sucesivas ocupaciones, como los wari, los ichma (1.110-1.450) o los incas, les dieron diferentes uso o añadieron capas de construcción.

Queda claro que, a pesar de todo lo destruido, Lima todavía está en condiciones de recuperar la majestuosidad de ese pasado arquitectónico. Esto podría ser incorporado dentro de una visión de desarrollo, proyectando la imagen de una ciudad milenaria.

Fuente: Diario El Comercio, suplemento "El Dominical". 13 de Noviembre del 2011.

sábado, 29 de enero de 2011

Los dioses andinos: Pariacaca, la cueva Cuchimacahy y el camino inca de Pachacamac hacia Jauja.

El camino de los dioses

Los dioses andinos protegían a sus hijos, pero también guerreaban con otros dioses, como en la mitología griega.

Por: Ronald Portocarrero

En los orígenes de la cosmovisión de nuestros antiguos pueblos los dioses surgen de la tierra, tienen hijos, se aman, fecundan mujeres transformándose en aves multicolores (como en el mito de Cuniraya). Pero estas divinidades son tan antiguas como la presencia de los primeros hombres en estas tierras. Con el tiempo, estos viejos dioses se perpetuaron en montañas, cuevas o lagunas, que aún hasta hoy siguen siendo rutas de peregrinaje.

Entre los mitos andinos pre hispánicos, una de estas divinidades es el dios Pariacaca, cuyo lugar se encuentra en la provincia de Huarochirí, en Lima. Con los incas, Pariacaca se convierte en uno de los mayores apus junto con Pachacamac y el sol, en una especie de trinidad celeste. Incluso geográficamente, Pariacaca aparece en el medio de un antigua ruta que unía los recintos sagrados de Pachacamac con los del Cusco.

Cada recinto era como la casa donde la divinidad habitaba y a la que acudían los hombres para pedir protección o dar testimonio de su fe y su respeto. Los cronistas españoles testimoniaron estos lugares, lo que permitió a la iglesia del siglo XVI, seguir el rastro de los peregrinos para destruir sus lugares paganos mediante lo que ellos llamaron la extirpación de idolatrías, que no era otra cosa que la intolerancia religiosa y el menosprecio por los hombre que no pensaban como ellos. Pero nunca pudieron destruir una montaña como el Apu Pariacaca. Para someter a los dioses andinos había que exterminar a los hombres. Para ello se valían del miedo, la hoguera, la soga en el cuello, la espada en la mano y la cruz en la empuñadura.

Los lugares del culto a Pariacaca se encuentran en la ruta del camino inca que partiendo de Pachacamac va hacia Jauja y recorre las cuencas de los ríos Lurín, Mala, Cañete y Mantaro. Pero es en la cuenca alta del río Cañete donde se ubica el Pariacaca.

Hay en medio de los enormes roqueríos una gran cueva llamada Cuchimacahy, un lugar que muestra testimonios muy antiguos de la presencia de los hombres en este lugar, por las estilizadas pinturas rupestres allí encontradas.

Pedro Cieza de León, el gran cronista español refiere este lugar con admiración: “Los que leyeren este libro y hobiesen estado en el Perú miren el camino que va desde Lima a Xauxa por las sierras tan ásperas de Huarochirí y por la montaña nevada de Pariacaca…[Tupac Yupanqui] dio la vuelta al Cuzco por un camino que le hizo, que va a salir al valle de Xauxa, que recorre por la nevada sierra de Pariacaca, que no es poco de ver y notar su grandeza y cuán grandes escaleras tiene, y hoy día se ven por entre aquellas nieves, para la poder pasar”.

Se refiere por supuesto a la construcción de una escalera inca de 2,000 peldaños y 337 metros de altura.

Los curas españoles no pudieron derrotar a los dioses andinos. Ellos todavía viven y convocan a nuevos peregrinos.

Fuente: Diario La Primera (Perú). 29 de enero del 2011.

lunes, 24 de enero de 2011

La primera gran extinción de seres vivos (hace 250 millones de años) fue causada por erupciones volcánicas masivas.

Volcanes y carbón extinguieron el planeta hace 250 millones de años

La primera gran extinción de seres vivos, fechada en la Tierra hace unos 250 millones de años, fue causada por erupciones volcánicas masivas que provocaron gigantescas nubes de cenizas, dijeron este lunes investigadores de Universidad de Calgary, en Canadá.

De acuerdo con la investigación publicada en la revista Nature Geoscience, las nubes de ceniza, generaron un aumento de las temperaturas y la acidificación de los océanos que acabaron con el 95 por ciento de la vida marina y un 70 por ciento de la terrestre durante el periodo Permiano.

Los expertos explican que la peor extinción ocurrida en la Tierra y que es conocida como la Gran Muerte se diferencia mucho de la ocurrida con los dinosaurios, hace unos 65 millones de años y que fue provocada -según la mayoría de los científicos- por el impacto de un meteorito.

Según Stephen Grasby, del departamento de Geociencia de la Universidad de Calgary, y sus colegas Benoit Beauchamp y Hamed Sanei, las pruebas recogidas por su equipo en el Ártico canadiense avalan la teoría de que erupciones en la región que se conoce como Siberia provocaron el incendio de cantidades masivas de carbón en la región que provocaron las nubes de cenizas.

Para ello, recolectaron en el Ártico capas de materia orgánica similar a las que producen las plantas que producen electricidad quemando carbón.

Las nubes de ceniza no solo provocaron el calentamiento del planeta sino que eran muy tóxicas, por lo que el daño se incrementó cuando se depositaron sobre la tierra y los océanos, lo que provocó la desaparición a gran escala de seres vertebrados sino también de insectos.

Durante 200.000 años la ceniza borró de la faz de la Tierra todas las formas superiores de vida, que tardarían cinco millones de años en reaparecer, dijeron los científicos
(con información de EFE).

Fuente: Diario La República (Perú). Lunes 24 Enero, 2011.

domingo, 2 de enero de 2011

Los forusrácidos, las aves de rapiña más grandes que hayan existido.

Los reyes prehumanos de Suramérica

Por: Isaac Bigio (Internacionalista)

El Estado imperial más grande que haya creado Suramérica fue el de los emperadores brasileños Pedro I y II (1822-89) y, en la época precolombina, el de los incas (pre-1532). Sin embargo, allí, antes que los humanos llegaran (hace poco más de diez mil años), hubo un reino mucho más vasto y duradero, el mismo que se extendió a la mayor parte de su extenso territorio. Este no duró algunas décadas sino decenas de millones de años.

Hace 65 millones de años, cuando se produjo la masiva extinción de los grandes dinosaurios, nuestro planeta pasó de la era cretácica a la actual (el Cenozoico), en la misma en la cual el continente de Suramérica se constituyó como tal separándose paulatinamente de Australia, India, África, India y Antártica.

Durante la mayor parte de su existencia como tal América del Sur estuvo reinada por seres que caminaban parados en dos patas y cuya altura se asemejaba a la nuestra.

Si bien Suramérica fue el último continente al cual llegaron los humanos, hasta cuando los primeros homínidos surgieron en el África hace más de 2 millones de años, éste fue el único continente cuyo sistema ecológico estuvo encabezado por cazadores bípedos. Estos eran varias veces mayores a los caballos de entonces y se alimentaba de éstos, llamas, osos, tapires, armadillos y perezosos gigantes, etc.

Estos no eran simios (quienes nunca llegaron del Viejo al Nuevo Mundo) ni tampoco mamíferos.

Eran parientes lejanos de los tiranosaurios, quienes fueron los jerarcas de la fauna norteamericana hasta antes que un meteoro les exterminase a ellos y a la mayor parte de los animales del mundo cretácico. Al igual que los tiranosaurios, estos feroces carnívoros suramericanos corrían sobre dos extremidades inferiores, tenían 2 extremidades superiores que no podían tocarse entre ellas y su gigante mordedura era letal.

Mientras los norteamericanos de hoy viven obsesionados con los tiranosaurios produciendo películas, exhibiciones, personajes, juguetes y documentales a granel sobre ellos, los suramericanos vivimos ignorando a estos animales, quienes vivieron más tiempo y estuvieron cronológicamente más cercanos a nosotros. Es más, la gran mayoría de los suramericanos ni siquiera ha oído hablar de los forusrácidos, que es el nombre que éstos tienen.

Estos no llegaron a tener el tamaño ni el peso de los tiranosaurios, pero sí sobrepasaban al de muchos dinosaurios raptores. Sin embargo, superando los 2 metros de altura y los 3 de largo los forusrácidos tienen el mérito de estar entre las aves de rapiña más grandes que hayan existido. Estos emplumados carecían de colmillos, pero tenían un pico muy filudo.

Entre 17 y 25 especies de ellos se han clasificado, siendo la mayor el "kalenkan" recientemente descubierto en Patagonia, cuyo pico es el más grande y letal de todos los que se conocen en el mundo. Este mide más de 70 centímetros (el doble de una cabeza humana). Cada día debía devorar entre 10 y 15 kilos de carne para mantener su peso de casi 200 kilos.

Fuente: Diario Correo (Perú). 02 de Enero del 2011.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Lima: Milenaria Ciudad del Pacífico. Oráculos, pirámides y valles.

Lima: Metrópoli milenaria

Recientes hallazgos etnográficos en la Amazonía confirman la existencia de una metrópoli debajo de la bulliciosa ciudad que es hoy Lima, que se estableció en torno al valle del río Rímac o “río hablador”. El relato oral de los antiguos yaneshas y asháninkas de la selva central, revela que hubo un contacto fluido con los habitantes de la costa desde tiempos muy antiguos y certifican la existencia de una monumental arquitectura con templos en forma de U, en donde se adoraba al mar y a la diosa Pocyena o Pucllana. En esta entrevista, Pedro Vargas Nalvarte, arqueólogo del Proyecto Arqueológico Huaca Pucllana nos brinda mayores luces sobre el origen de esta portentosa arquitectura, perdida en la noche de los tiempos, hace cuatro mil años.

-Los estudios arqueológicos de los últimos años en Lima, han transformado el conocimiento que había sobre Lima prehispánica

-Siempre hemos manejado la idea de una Lima colonial que empieza en la colonia y se mueve a la República y todo el pasado prehispánico queda en una especie de limbo, del cual los limeños no queremos saber, sin embargo, los trabajos que se han estado realizando en los últimos tiempos en sitios como Pucllana, Maranga y Pachacámac, nos están mostrando un mundo mucho más rico y amplio, no solo en espacio geográfico y complejidad social, sino también en el tiempo. Lo que estamos viendo ahora, es que si en la actualidad nos sorprendemos de que Lima sea una megaciudad que congrega gente de todo el Perú, es bastante interesante darnos cuenta que en la antigüedad también fue así. Que también concentró gente de muchos lugares. Que recibió influencia de muchos sitios y que supo transformarse en un eje promotor de desarrollo en esta zona. En la antigüedad, como sede de un oráculo como Pachacámac, en la actualidad, como capital de la República y anteriormente, como capital de un virreinato, pero es interesante ver que Lima siempre está siendo una especie de motor de desarrollo en toda esta zona. Esto sin menoscabo de Cusco, Chavín, Wari, centros de otras civilizaciones importantes en los Andes.

-¿Qué función tenía el oráculo de Pachacámac?

-El santuario de Pachacámac fue uno de los lugares más importantes de toda la costa prehispánica. El culto a esta divinidad de nombre Pachacámac que también fue un oráculo que daba respuestas a las consultas de los nobles, tuvo una importancia bastante grande, en el sentido que sus respuestas eran acertadas y atraía gente desde Tumbes y Piura por el norte, hasta Arica por el sur, y hacia el este, gente de la Amazonía. Tenemos referencias etnohistóricas y etnográficas de que gente de pueblos yaneshas y asháninkas, han estado en la costa central. Han venido al santuario de Pachacámac a intercambiar elementos e incluso han establecido vínculos fraternales de unidad en la costa. El doctor, Richard Chase Smith, del Instituto del Bien Común, quien ha trabajado con los yaneshas, ha logrado recopilar toda esta información valiosísima de la vida de los pobladores de la costa. Esta gente antigua de la costa todavía está presente en la mente de los ancianos yaneshas y son conocidos como “yuncas”, algo bastante parecido a la manera como los españoles se referían a los indígenas de la costa que eran conocidos como los yungas. Aparentemente, yaneshas, asháninkas y yuncas eran pueblos hermanos que vivían separados por la Cordillera de los Andes. La gente de la Amazonía narra acerca de caravanas, de viajes que realizan en ciertas temporadas del año (enero) hacia la costa.

-Una evidencia de esta tesis es la similitud de algunos nombres yaneshas como Pocyena para referirse a Pucllana

-El caso más interesante que se puede ver es que la Huaca Pucllana es descrita por los yaneshas, asháninkas como una divinidad femenina de nombre Pocyena que tiene poderes sobre el agua y sobre los seres que la habitan. Esta diosa del mar ocasiona enfermedades si no es bien servida. En ese sentido, la evidencia encontrada en la huaca durante su ocupación de la cultura Lima, se refiere a un culto básicamente dirigido al mar. Hay numerosas representaciones de seres marinos y una preeminencia de lo femenino, lo cual parece dar sustento a la versión yanesha de una divinidad femenina adorada en este lugar.

-¿Hay documentos sobre rituales ligados al mar?

-No muchos. Si vas a las crónicas de los textos que los españoles dejaron vas a encontrar escasa información de la costa porque quedaron asombrados con el poderío del imperio cusqueño. La arqueología esta viniendo a saldar esta especie de desconocimiento que hay de la costa y estamos encontrando que el desarrollo ha sido largo y complejo.

Primero los Limas (200 a 600 Dc.) luego los Wari, después el Señorío de Ishma que promovió el uso del santuario de Pachacámac, para luego ser conquistado por el Tahuantinsuyo. Pero tenemos evidencia que los rituales se hacían también con el uso de alucinógenos que estuvieron ligados al contacto con las divinidades como es el mar para poder obtener respuestas de ellas. El uso del floripondio fue bastante generalizado, pero hay referencia a otras yerbas y siempre la hoja de coca, usada como un medio de adivinación. Hay evidencias arqueológicas de que la costa es conocida por la presencia de sus sacerdotes ligados a cultos mágicos. La religión estaba bastante activa y había numerosa presencia de sacerdotes y sacerdotisas en Lima. Es por esta razón que fue satanizada por los españoles y muchos rituales de la costa se perdieron por los extirpadores de idolatrías.

-La abrumadora evidencia arqueológica nos obliga a reinventar la historia ¿Esto pasa por romper muchos mitos religiosos?

-No necesariamente podemos partir de una negación, sino simplemente de una afirmación.Esto es, hacer ver a la gente lo que no veíamos: todo lo que ocurrió antes de que Francisco Pizarro separe al centro de la plaza, de un curacazgo. Es decir, romper mitos históricos, más que religiosos, en el sentido que en el ideario de mucha gente Pizarro funda Lima en medio de una pampa baldía en donde no había nada, como lo demuestran los gráficos de historia.

Pero, en realidad Pizarro funda la “Ciudad de los Reyes”, en la mitad de la plaza de un curacazgo, donde estaba a cargo el curaca Taulichusco, donde había un palacio, un templo, corrales de llamas, depósitos y donde había un famoso oráculo llamado Rímac funcionando allí. Lo que hay que hacer es abrirle los ojos a la gente y mostrarle que Lima es más que un balcón colonial y una construcción republicana. Que es más que una tapada y un virrey Amat paseando con la Perricholi. Hay cosas más interesantes como la capacidad de integración de este territorio, como lo evidencia los contactos con los amazónicos yaneshas.

-Los restos más antiguos de arquitectura monumental en los valles de Lima son los templos en U que tienen como 4 mil años de antigüedad, pero hay un vacío entre los templos en U y los inicios de la cultura Lima. ¿Se sabe algo de ese periodo o es un período que no se está estudiando?

-Cuando hablamos de templos en U, hablamos de un desarrollo netamente costeño que va tener luego influencia de Chavín de Huantar. Es interesante, por que aquí no hay piedras para trabajar como en Chavín así que vamos a encontrar representaciones de barro adornando los templos.

Muchos de esos templos, se mantienen como Garagay o Cardal en Lurín, etc; pero son sitios que no han recibido mayor atención de parte de los especialistas o no se ha publicado los resultados de los trabajos. Cuando los templos en U desaparecen y dejan de ser usados por un motivo desconocido surge este vacío (alrededor de 400 años) hasta el desarrollo de la cultura Lima.

Esto no indica que no haya existido gente, pero sí hay una especie de ausencia de construcciones monumentales. Es muy probable que debajo de edificios Lima encontremos estructuras que correspondan a esos periodos. Recordemos que los antiguos construyen encima de un edificio anterior.

Por ejemplo, hay sitios como huaca Huallamarca que corresponden a ese momento, es una construcción monumental, sin embargo los trabajos aún no han recibido una atención predominante acerca de qué esta pasando en lo que son los inicios de la cultura Lima.

Ese vacío o ausencia de evidencias, nos puede estar indicando dos cosas: que la caída de los templos en U fue algo en cierta manera catastrófico que dio fin a todo un momento de la historia y que el pueblo de esta zona ha demorado en volver a desarrollarse otra vez; o nos está indicando que las costumbres cambiaron y que hasta que surja un poder fuerte que permita manejar una mano de obra tal que permita construir templos como los de Pucllana o Maranga ha tenido que pasar mucho tiempo.

-¿Con la evidencia arqueológica de los últimos años podemos afirmar que en el territorio de Lima ha habido un desarrollo urbano continuo de, por lo menos, dos mil años?

-Eso es perfectamente viable, pero tenemos que entender algo. Muchas personas piensan que para que una ciudad sea entendida como una continuidad tiene que estar exactamente en un solo sitio y crecer en un solo punto. Por ejemplo en la cultura Lima tenemos numerosos centros: Maranga, Pucllana, Cajamarquilla, Huaca Catalina, Pachacámac entre otros. ¿Implica eso que hay un manejo del espacio? Sí. Los sitios no están en cualquier lugar.

Ellos están aprovechando el territorio al máximo. Ello no quiere decir que uno puede afirmar que “lo que no está en un solo sitio no es una ciudad”. Eso seria algo tan absurdo como decir que Lima no puede tener vacíos como parques o campos. Estamos hablando de una unidad que tiene áreas de distintos usos. Sitios como Pucllana y Maranga estaban unidos por caminos extensos. Hay una comunicación entre todos estos centros que están formando una unidad. El desarrollo de Lima, particularmente desde el tiempo de los templos en U hasta la actualidad es una continuidad de cuatro mil años de valle habitado.

-¿Qué impacto tiene eso sobre la identidad de un pueblo, cuando no ha logrado incorporar todo ese legado de tres mil años en su noción de ser de ciudadano hoy día?

-Solamente por poner un ejemplo: uno va a Europa y le hablan de Roma “Ciudad Eterna”, uno va al Cusco y tiene una ciudad habitada durante un montón de tiempo. Y qué es lo que encontramos en esos dos casos: un orgullo y una identidad. Ahora, muchas veces se sataniza lo que es el “sentido de la identidad” y el orgullo por malos entendidos respecto de lo que es un nacionalismo, que se confunde con un chauvinismo. Pero, que una ciudad tenga identidad y tenga conciencia de lo que ha sido le permite proyectarse al futuro.

Qué papel tiene reconocerte miembro de una ciudad que tiene cuatro mil años de existencia, respecto de sentir simplemente que estás habitando un lugar en el cual tu no tienes ningún arraigo. Por citar un ejemplo: Qué vínculo puede tener un habitante de la Amazonía con Lima, si es que vislumbra Lima como una ciudad de españoles y luego la República etc.

Pero que podríamos pensar de un amazónico que sabe de una ciudad donde su propia gente ya venía y mantenía vínculos de hermandad con la gente de acá. Lima puede ser el eje de construcción de una manera distinta de entender al país y una manera de entender la híper variedad cultural del Perú.

Particularmente para mí es algo problemático cuando a veces queremos centrarlo todo en los Incas, pero no fue solo eso. Además, el Tahuantinsuyo no fue un Estado Monolítico sino pluriétnico multinacional.

-¿Qué recomendación le haría a la nueva alcaldesa de Lima o qué es lo prioritario en los próximos cuatro años en Lima?

-Enfocarnos en la cultura y la identidad de Lima, y creo que proclamarnos como Lima: Milenaria Ciudad del Pacífico, seria algo que fomentaría bastante, aparte de la identidad, el turismo y la atención del resto del mundo sobre Lima.

Siempre hemos sido la estrella del Pacífico durante mucho tiempo en la colonia y si nos ponemos a ver en tiempo pre hispánico también fue así, con el oráculo de Pachacamac.

Una recomendación pasa por tener conciencia de que hemos destruido el valle del Rímac para construir esta ciudad, estamos destruyendo el valle del Chillón para seguir levantando esta ciudad y el valle de Lurín también va por ese camino, entonces conservemos estos dos valles y recuperemos el valle del río Rímac donde funcionaba el oráculo. Pocas ciudades tienen un elemento como el río.

Otra recomendación sería, controlar la construcción de obras viales sin planificación que es una amenaza para las zonas arqueológicas de Lima. En la actualidad, los peruanos adolecemos de algo que lo llamaría así: una falta de sentido de la monumentalidad. Vemos todo desde una perspectiva tan pequeñita.

Dónde ha quedado esa capacidad de edificar una pirámide de 25 metros de alto y de 500 de largo y no solamente una, tenemos, Maranga, Huaca San Marcos, etc. Dónde está nuestra capacidad para eso. Ni siquiera sabemos que fuimos capaces de ello. Las empresas de construir grandes cosas públicas y privadas no esta tomando esas bases. Eso es algo que se debería recuperar y se puede recuperar.

Alberto Gonzáles Zamora
Colaborador

Fuente: Diario La Primera (Perú). 18 de noviembre del 2010.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Mitos y cultos solares en América: los Mayas y los Aztecas.

Culto al sol

Ritos prehispánicos. En la América precolombina, como en pocas partes del globo, el sol fue fervorosamente venerado. Con el antropólogo español Manuel Gutiérrez abordamos la especial importancia del astro rey para los mayas y aztecas.

Por: Enrique Sánchez Hernani

El sol fue para los mayas y aztecas el centro de su cosmología y ritualidad. Los aztecas le dedicaron sacrificios humanos convencidos de que así mantenían el orden del cosmos.

Manuel Gutiérrez Estévez, catedrático de Antropología de América en la Universidad Complutense de Madrid, es experto en cultos solares y participó, recientemente, en la conferencia “Mitos y cultos solares de Oriente y América”, en la Universidad Católica.

Censores del tiempo

“La cultura maya vivía absolutamente obsesionada por la medición del tiempo, esto no se daba con esa intensidad en los Andes”, comenta Gutiérrez. En los siglos IX y X, los mayas tenían un año solar más exacto que el de las sociedades europeas. No tenían años bisiestos pues su precisión no acumulaba márgenes de error. Los testimonios arqueológicos dan cuenta de que los mayas y los aztecas avanzaron mucho en la medición del tiempo: prueba de ello son los códices y los relatos míticos –en lengua náhuatl–, recogidos tras la conquista española. Gutiérrez sostiene que en América del Sur los incas tuvieron también un alto desarrollo en ese sentido, pero mucho más sutil. La importancia dada al sol por los incas se refleja, más bien, en su urbanismo, en una arquitectura concebida a partir del cosmos, en la que los movimientos del astro fueron determinantes.

Y se hizo jaguar

En Mesoamérica el culto solar era diurno y nocturno. El día y la noche se vivían con la misma intensidad. Los mayas creían que en la noche el sol se iba a recorrer el interior de la tierra.

En este reino de la muerte se convertía en un feroz jaguar que pasaba a ser Kinich Ahau, uno de los señores del inframundo. Este dios descendía a los infiernos con los rasgos de un felino que era metáfora de todo lo relacionado con las tinieblas. Al final de ese recorrido renacía el sol, vital y luminoso, cada mañana.

Rey de luz

Entre las leyendas mesoamericanas recogidas por Gutiérrez, el sol figura como dador de luz y calor, hace germinar y crecer las plantas y, al igual que su propio rey, es la luz para su pueblo. Fuera de su orden solo existía el caos, el horror y la muerte. Para estos antiguos pobladores de la América Central, así como el sol era hijo del cielo y de la tierra, su rey era hijo del cielo, un dios en sí mismo, y su acción era indispensable para la prosperidad, para las buenas cosechas y la fertilidad de las mujeres. El sol, como objeto venerado desapareció tras la Conquista y la evangelización, fusionándose con la figura de Cristo (Cristo-Sol).

Los nombres del sol en las distintas lenguas mayas son variaciones, o bien de kin -“sol” y también “día”-, o bien de kak o kakal, “fuego” o “ardiente”. El dios sol, en maya yucateco, es Kinich Ahau (Señor del Rostro del Sol). Existe un vocablo de enorme importancia religiosa: k’in: los sacerdotes fueron llamados “ah kin’ob” o lo que es lo mismo, “los del Sol”.

2012

Gutiérrez comenta la supuesta profecía maya del fin del mundo en el 2012 que simplemente es el fin y comienzo de un nuevo ciclo solar. “Esto ocurrirá realmente el 2014, pero la gente cree que será en el 2012 porque no toman en cuenta la reforma gregoriana del calendario. Lo que se sabe es que allí acaba un ‘bactum’ o ciclo temporal, nada más” . Enfatiza que nada tiene que ver con la concepción cristiana del Apocalipsis, como algunos sostienen. Para los aztecas, al momento de la Conquista se vivía un quinto sol (quinta era), antes de ello hubo cuatro “edades”. La medición luego se confundió con el fin de los tiempos “porque tenemos una perspectiva catastrofista del Universo”, explica el antropólogo español. Entre los pueblos nahuas del Altiplano central y, entre los mexicas o aztecas –comenta– es conocida la leyenda de los “cuatro soles” (o eras); cada uno regido por un dios diferente. La era presente es la del quinto sol y luego llegará la sexta y así sucesivamente: “no hay ningún misterio en ello”.

Fuente: Diario El Comercio, suplemento "El Dominical" (Perú). 14 de Noviembre del 2010.

martes, 12 de octubre de 2010

Los sarcófagos chachapoyas. Los patrones funerarios: el mausoleo (pukullo o chullpa en quechua) y el sarcófago o purun-machu.

Sarcófagos de Karajía. Complejo Arqueológico de Chípuric, departamento de Amazonas.

Rituales en la montaña

Sarcófagos de Karajía. Conozca el significado de estas sorprendentes representaciones de los chachapoyas, motivo principal del nuevo sol conmemorativo emitido por el BCR.

Por: Federico Kauffmann Doig (Arqueólogo e historiador)

Entre los antiguos peruanos, el culto a los muertos alcanzó ribetes excepcionales, a juzgar por el frondoso ritual que estos tributaban a sus difuntos. Lo demuestra el despliegue que pusieron en práctica para preservar el cadáver de sus seres queridos, momificándolos, o el cuidado especial que ponían en la construcción de moradas destinadas al eterno descanso.

Todo esto por cuanto dominaba firmemente la idea de que, de corromperse el cadáver, ya sea por putrefacción u otro agente destructor, concluía también la vida que experimentaba el ser amado más allá de la muerte.

De apariencia humana

En cuanto a los chachapoyas, moradores de los Andes amazónicos norteños y anteriores al incario, estos emplearon básicamente dos patrones funerarios: el mausoleo (pukullo o chullpa en quechua) y el sarcófago o purun-machu.

Los sarcófagos de los chachapoyas están conformados por una especie de gran cápsula de paredes construidas con tierra arcillosa mezclada con piedras pequeñas, algunos retazos de madera y paja brava o ichu.

Su apariencia —cabeza, busto y cuerpo— evoca los contornos de un ser humano. Por ser su interior vacuo, el sarcófago ofrece el espacio necesario para cobijar a un difunto ilustre: momificado, sentado y arropado con tejidos.

Así, convertido en un bulto funerario, el difunto era emplazado en su respectivo sarcófago o cápsula funeraria.

Nariz prominente

Los sarcófagos chachapoyas presentan diversas modalidades, por su forma y por su tamaño. Su difusión se limita a la margen izquierda del río Utcubamba, pues es una forma de sepulcro que no se repite en el resto del territorio andino. Debe subrayarse que el sarcófago chachapoyas imita el aspecto que adopta el fardo funerario de la etapa Tiahuanaco-Huari (Horizonte Medio). Esto se constata de modo particular en lo que se refiere a la cabeza de los sarcófagos chachapoyas conspicuos, los de Karajía, con sus mandíbulas exageradamente remarcadas, que al parecer calcaban las máscaras planas, de madera, plantadas por encima de los fardos funerarios Tiahuanaco-Huari.

Las cabezas de los sarcófagos chachapoyas eran modeladas en arcilla. Por lo mismo, observan una nariz saliente, ganchuda, al parecer alusiva a un pico de un ave de rapiña. Originalmente, todos los sarcófagos de Karajía lucían sobre sus cabezas un cráneo ritual que les confería majestad.

El antimonio

Los sarcófagos de Karajía fueron emplazados en una gruta en lo alto de un precipicio, la que era excavada ex profeso por el hombre. No necesariamente se recurría a este procedimiento para resguardarlos de buscadores de tesoros, ya que en el antiguo Perú había un profundo respeto por los difuntos.

Ni siquiera sus pertenencias debían ser tocadas, pues, según la creencia, todavía latente, el profanador podría sufrir la parálisis de alguno de sus miembros; hasta podía producirle la muerte por venganza del difunto. Esto popularmente se conoce como “antimonio”.

Protegidos contra el tiempo

El hecho de recurrir a lo alto de los precipicios debió ser inducido por el deseo de protegerlos de las injurias del tiempo. Ciertamente, al asomar la peña desnuda a la superficie, como es el caso del barranco de Karajía, aquello no da lugar a que crezca vegetación en el sitio, que al concentrar humedad atenta contra la conservación, especialmente del material orgánico.

Adicionalmente, en aquellas alturas, el viento sopla animadamente, y aminora así la excesiva humedad ambiental que impera en los Andes amazónicos.

¿Quiénes eran los constructores de los sarcófagos?

Eran los chachapoyas, cuyos ancestros, al comenzar la segunda mitad del primer milenio de nuestra era, debieron partir de zonas cordilleranas, premunidos así de cultura andina, para asentarse en los espacios norteños, correspondientes a la región de los Andes amazónicos.

Nosotros interpretamos que, como punto de partida, este fenómeno pudo obedecer a un proyecto estatal surgido en las postrimerías de la cultura Tiahuanaco-Huari, debido al aumento poblacional que por entonces se hacía cada vez más agudo.

Esta explosión demográfica presionó a diversos grupos a extender la frontera agrícola que tanto en la costa como en la cordillera ha sido en extremo reducida.

Fuente: Diario El Comercio, suplemento cultural "El Dominical". 8 de Agosto del 2010.