domingo, 18 de julio de 2010

Visión histórica de la cultura Sicán o Lambayeque. El Spondylus, el Bosque de Pomac y la Confederación de jefes de linajes sicán.

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Conchas para el ave del agua

Por: Carlos Elera*

La cultura Sicán también es conocida como Lambayeque. Este ultimo topónimo significa: “A imagen y semejanza de Naymlap o Ñamlap”, cuyo nombre quiere decir Ave del Agua. La concha spondylus está presente en esta importante cultura costera.

Entre Pomac y las Pampas de Chaparrí —después denominada hacienda Batán Grande— se encuentran tanto el centro agrícola como el centro minero-metalúrgico que se inició con la cultura Sicán y continuó en uso hasta la época Chimú-Inca. Son los complejos agrícolas y minero-metalúrgicos más extensos y mejor conservados de América.

La economía y el molusco

La agricultura intensiva con regadío extenso; la metalurgia y orfebrería con iconografía de fuerte contenido religioso y un activo intercambio de recursos (uno de ellos el molusco bivalvo “Spondylus princeps”) de prestigio entre los antiguos peruanos, fueron los tres pilares económicos del poder de la Cultura Sicán, o Lambayeque, en su época de mayor prosperidad y esplendor (800 a 1150 d.C.).

Poder en el bosque

Estos tres pilares modelaron las estructuras de poder en los territorios bajo dominio de la jerarquizada élite Sicán, desde su centro o capital más importante: los Templos-Mausoleos del Núcleo Cultural Sicán del Santuario Histórico Bosque de Pomac.

Lo más representativo fueron sus representaciones predominantemente religiosas de los objetos de oro, plata, cobre arsenical y tumbaga (aleación de oro, plata y cobre); textiles pintados y ceramios, que provienen de las tumbas de élite en Pomac. Estas son las tumbas más suntuosas y ricas del antiguo Perú. Parte de esa riqueza es de spondylus, en grandes cantidades y de excepcionales tamaños.

Rutas de comercio

Uno de los pilares de la economía y poder político-religioso fue la interacción de Sicán o Lambayeque Medio con otras culturas a través de rutas marítimas y terrestres que cubrieron grandes distancias. ¿Fue realmente Sicán, durante el Horizonte Medio, quien tuvo un control exclusivo del molusco bivalvo Spondylus princeps y los caracoles Conus fergusoni extraídos de las aguas ecuatoriales?

Solo los dignatarios —cabezas de linajes sacralizados en vida y tras su muerte—, habrían controlado la distribución de bienes suntuarios y materias primas de status como el “Spondylus princeps”, que solo era accesible a escasos individuos.

Del mar a los andes

Las evidencias arqueológicas para el Horizonte Medio muestran la presencia del molusco y cerámica Sicán en el importante centro de extracción, procesamiento y distribución de la isla de La Plata, Manabí, Ecuador. Esto postula la tesis de que en los Andes Centrales —hoy Perú— hubo comercio marítimo a gran escala y a distancias considerables.

Sicán habría sido, a nivel de una confederación de jefes de linajes, quien controló la distribución del molusco desde su extracción hasta su transporte al centro de poder del Bosque de Pomac, o directamente hacia Pacatnamú, en el valle de Jequetepeque, o sitios Taitacantin de los valles de Moche y Virú, o Chimu Cápac en Supe, o finalmente Pachacámac, en el valle de Lurín.

Todo esto a través de una organizada red de conexiones económicas que fue la que encontraron los españoles en el siglo XVI y que desarticularon en los años posteriores, implantando una estructura política y económica diferente a la del hombre andino.

[*] Director del Museo Nacional Sicán / Presidente del Comité Gestión del Santuario Histórico Bosque de Pomac y Refugio de Vida Silvestre de Laquipampa.

Fuente: Diario El Comercio, Suplemento "El Dominical". 18 de Julio del 2010.

domingo, 14 de marzo de 2010

El arte textil en el antiguo Perú.

Diseño estilo paracas

El primer arte moderno es precolombino

La textilería precolombina, con su uso de diversas técnicas y materiales, con sus colores y diseños y su multiplicidad de formas, es considerada el “primer arte moderno del mundo”

Por: James W Reid

Para el gran escritor cubano Alejo Carpentier (1904-1980), América Latina es el continente de la “maravilla de lo real”, frase originada en 1949 en el prefacio de “El reino de este mundo”. Nada protagoniza mejor este sentido de magia, misterio y maravilla que la textilería precolombina peruana, creada en su mayoría por mujeres andinas. Hilando y tejiendo con increíble destreza, estas mujeres produjeron textiles cuyas hazañas técnicas son casi únicas en el mundo. Además de tejer, crear gasas, bordar y pintar, lograron algo extraordinario: el primer “collage” o “assemblage” del mundo, embelleciendo superficies llanas de lana o algodón con objetos tridimensionales como placas de metal, plumas y hasta semillas. Igualmente espectacular es la iconografía de sus diseños, tanto figurativo, pictográfico o abstracto.

Vanguardismo

Pueden apreciarse diseños y composiciones, similares a creaciones artísticas del siglo XX, quedando vindicadas como el primer arte moderno del mundo. Lo que hace más increíble este espíritu innovador de invención vanguardista, es que estas mujeres artistas precolombinas, estaban aisladas de otras civilizaciones —una situación muy diferente de aquella del mundo Mediterráneo, donde lazos unían Egipto con Grecia, Roma y el mundo bizantino.

Enigma de la creación

La sofisticación de su iconografía revela que muchos temas eran inspirados del ambiente, sobre todo de la flora y fauna, estructuras arquitectónicas y la topografía andina.

Pero hay desafíos gráficos y filosóficos que nos dejan perplejos. Por ejemplo: ¿cómo es que no se encuentran retratos realistas de personajes, como en tapices europeos del Renacimiento, del tipo que los ceramistas de moche ejecutaban con un realismo evocador del clasicismo griego? ¿Cómo es que no figuran en el arte textil temas sexuales y eróticos como ocurre en las cerámicas? ¿Podría explicarse eso por el papel subordinado de la mujer con relación al hombre o por mandato de sacerdotes, como en el caso de los amautas incaicos? Si podemos reconocer y apreciar los maravillosos textiles creados por las mujeres andinas artistas de antaño, queda mucho más escepticismo en lo que concierne a la inspiración usada para los símbolos y la significación de estos. Ese es el gran enigma que resalto en mi libro “Textiles precolombinos peruanos: el primer arte moderno”, (Editorial Ausonia, 2009), auspiciado por Textil Piura.

Leer los símbolos

Lamentablemente, no se ha encontrado hasta la fecha algo que permita la identificación de los muchos signos, símbolos y pictogramas usados en la iconografía textil del antiguo Perú. También es una lástima que tan importantes cronistas españoles como Garcilaso de la Vega o Guamán Poma de Ayala hayan dedicado poca atención en sus magníficas descripciones, al análisis de la iconografía textil. Es por eso que los trabajos dedicados de William Burns Glynn para descifrar ciertos misterios del Perú antiguo resultan tan admirables. Sus más notables obras son: “La escritura de los incas” (1981), “Legado de los amautas” (1990) y “Decodificación de los quipus” (2002).

Manos de mujer

Nunca las mujeres, en alguna civilización antigua, han legado a la posteridad una herencia tan ilustre y única, como aquella de las artistas de los tejidos del Perú precolombino. Es verdad que la Biblia nos habla de mujeres asombrosas, como la reina de Sheba, conocida por su habilidad política, o como Ruth, símbolo de coraje y valentía. También había mujeres prestigiosas como Hatsepsut, Nefertiti y Cleopatra en el antiguo Egipto, pero eran figuras políticas. También había mujeres extraordinarias como Afrodita y Atenea en la antigua Grecia, pero estas eran diosas mitológicas. Por estas razones, el Perú puede enorgullecerse por estas creadoras del pasado, precursoras del arte moderno.

+ Comparación

Durante una visita reciente al British Museum, en Londres, pude contemplar la Piedra Rosetta, descifrada al inicio del siglo XIX, tanto por el inglés Thomas Young (1773-1829) como el francés Jean-Francois Champollion (1790-1832). Los jeroglíficos contenidos en la piedra son una mezcla extraordinaria de sonidos fonéticos y pictogramas, lo que hizo posible su desciframiento, como la representación de un “gato” que combina tanto el sonido “miau” con el diseño visual del animal. Lamentablemente, no se ha encontrado hasta la fecha algo similar en la iconografía textil del antiguo Perú, que haga posible descifrar lo que esta pudiera contener.

Fuente: Diario El Comercio. Domingo 14 de Marzo del 2010.

jueves, 4 de marzo de 2010

Sucesiones y Correinados en el Tahuantinsuyo.

Las costumbres sucesorias en el mundo andino. (3ra parte)

Por: Eddy W. Romero Meza (Investigador)

Las intrigas, pactos y guerras fratricidas por alcanzar el poder, alcanzarán cierta estabilidad ante la aparición del “correinado” o “corregencia”, sistema introducido por Inca Roca, quien asocia a su gobierno al auki Yahuar Huaca, buscando así eliminar las luchas por el poder, dado la existencia ahora de un sucesor legítimo. Ante la muerte de Yahuar Huaca, los miembros más notables de las panacas (otro sistema de sucesión), convinieron en nombrar sucesor a Viracocha, quien a su vez elegirá como corregente al oscuro Inca Urco. En este periodo surge la figura del príncipe Cusi Yupanqui, quien ante la huída de Viracocha y Urco, a causa de una inminente invasión chanca, asume eficientemente el mando de los ejércitos, salvando así al Cusco de la destrucción. Sus sucesivas victorias, le dan el prestigio necesario para ser nombrado Inca por aclamación (otra forma de sucesión), dando paso a una etapa de expansión territorial que lleva a los incas a conformar el poderoso imperio del Tahuantinsuyo.

Según la tradición incaica de sucesión el príncipe adopta otro nombre al asumir la mascaipacha, es así como Cusi Yupanqui, se convierte en “Pachacútec”, el famoso fundador del enigmático Machu Picchu. Este personaje al igual que sus antecesores designara un hijo suyo como corregente, en este caso nos referimos a Amaru Yupanqui. Sin embargo pronto será remplazado por un hermano menor, Túpac Yupanqui. Esto obedeció a que este príncipe a diferencia de Amaru Yupanqui si poseía aptitudes para la guerra y las campañas de expansión (requisito importante para los señores incas). Relevante es sin embargo recordar, que Amaru Yupanqui nunca dejo de ocupar un alto rango en el imperio.

La destitución de Amaru Yupanqui, origino a decir de María Rostworowski, una confusión intencional del cronista mestizo Garcilaso de la Vega, quien incluye a un Inca Yupanqui, entre el gobierno de Pachacútec y Túpac Yupanqui. (sobre Garcilaso y sus ¿confusiones?, que responden en realidad a una visión sesgada y engañosa del imperio, pronto publicaremos otro artículo)

Para concluir habría que mencionar el complejo ascenso al poder de Huayna Cápac, quien por poseer una edad aún exigua, gobernó con un “coadjutor”, llamado Gualpaya, quien posteriormente fue borrado de la memoria oficial de gobernantes, según lo dispuesto por Huayna Cápac. Estos dos elementos : 1. La imposibilidad de que un menor, asuma el poder real entre los incas; y 2. La desaparición del recuerdo colectivo hacia algunos antecesores del inca gobernante por disposición oficial. Son hechos llenos de interés y por lo tanto materia de nuevas reflexiones.

Por su parte Huayna Cápac, asentado ya en Tumipampa (Ecuador), encontrara la muerte en sus campañas norteñas, no a causa de las guerras, sino por el arribo de enemigos invisibles. Nos referimos a las enfermedades introducidas por los hispanos a Sudamérica. A la repentina muerte del soberano, probablemente por viruela, hay que agregar la del sucesor elegido Ninancuyuchi, hecho que obligo a los nobles a procurar mantener la noticia como secreto, esto ante el peligro de que surjan sublevaciones (principalmente en el norte), dada la difícil coyuntura política. Pronto empezarían las intrigas y pugnas por el poder en el Cusco para determinar al próximo sucesor. Nuevamente la figura de la Coya (en este caso Raura Ocllo, madre de Huáscar), jugará un papel importante en la designación del soberano de las cuatro partes del mundo.

Texto publicado en la Revista educativa y cultural "Educrítica" N° 3 (2008).

domingo, 21 de febrero de 2010

Sistema de Sucesiones en el imperio de los Incas.

Las costumbres sucesorias en el mundo andino. (2da parte)

Por : Eddy W. Romero Meza

En tiempos tempranos, muchas veces el mando recaía sobre algún guerrero de valor y habilidad sobradamente demostrada. (recordemos a los Sinchis o jefes militares de los ayllus). Sin embargo esto que es generalizable a diversas etnías del mundo, toma visos diferentes en el Perú, dado el pronto surgimiento de complejos sistemas sucesorios. Así por ejemplo el criterio occidental de la primogenitura, no se toma en cuenta en la medida que muchos pueblos (el señorío chincha por ejemplo), prefieren escogen como señor o jefe, al más “virtuoso y competente”, sin importar que fuera hijo, tío, hermano o sobrino del gobernante fallecido.

Esta ausencia de primogenitura, se hace patente entre los señoríos de Piura, donde todos los hijos e hijas del curaca podían pretender el poder. Sobre esto último es interesante recordar las crónicas que mencionan la existencia en la costa norte, de mujeres principales o mujeres curaca, (hecho que origino gran admiración entre los conquistadores), quienes gobernaban bajo el titulo de “Capullanas”. Esto sumado a la enorme influencia que tuvo la Coya en las sucesiones incaicas, demuestra lo cuestionable y erróneo que es hablar de patriarcados en el mundo andino.

Otro ejemplo de sucesión, corresponde al señorío de Lambayeque, donde destacan las “sucesiones generacionales”, es decir la transmisión del mando de hermano a hermano antes de pasar a los hijos. El poder así podía ser asumido sucesivamente por los hermanos del gobernante fallecido, hasta pasar a alguno de sus vástagos.

La ausencia de leyes específicas sobre la herencia del poder, fue causa principal para el estallido de conflictos entre algunos pueblos de los andes. Fue el caso de los incas, dado que a la muerte del “hijo del sol” o sapa inca, las panacas reales se enfrascaban en duras luchas por hacerse del poder, siendo frecuente el aniquilamiento de algunos miembros del bando enemigo.

Los cronistas del siglo XVI, dieron por sentado que en el incario, heredaba la mascaipaicha el primogénito. Sin embargo debemos recordar que esta creencia, divulgada en Europa sobre todo por Garcilaso en los Comentarios Reales, obedece a la imperiosa necesidad del cronista de ajustar los hábitos sucesorios incaicos (matrilineales y colaterales), a una realidad donde la sucesión patrilineal era predominante.

Recordemos que entre los incas la herencia pasaba al hijo de la hermana del soberano, o sea la Coya (esposa real), la que poseía a su vez también ascendencia divina (y por ende un elemento legitimador para el futuro candidato a la borla imperial). Nótese que al hablar de Coya, no necesariamente se alude a la hermana de padre y madre del inca, sino también a una posible media hermana, prima o mujer de su linaje. La palabra panaca, proviene de pana (hermana), lo que nos lleva nuevamente a la idea de lo determinante que fue la Coya y las panacas reales (siempre exógamas y matrilineales) en la designación del nuevo gobernante de los cuatro suyos.


Texto publicado en la Revista educativa y cultural "Educrítica" N° 2 (2008).

sábado, 13 de febrero de 2010

LAS SUCESIONES INCAICAS.

Las costumbres sucesorias en el mundo andino. (1ra parte)

Por: Eddy W. Romero Meza

Desde hace miles de años, entre las diversas sociedades del mundo, las sucesiones han originado que incontables reinos o estados ingresen a complejas pugnas y defensas de intereses. Algunas veces los acuerdos y sistemas de alianzas entre bandos originaban sucesiones pacíficas, pero no pocas veces el desenlace iba unido a cruentos enfrentamientos o sanguinarias guerras civiles. Las culturas del antiguo Perú, no serán una excepción en la problemática del designamiento de nuevos mandos en los innumerables reinos y curacazgos.

Importantes estudiosos del tema, como la etnohistoriadora María Rostworowski, han descrito numerosos sistemas sucesorios aplicados entre los pueblos andinos. Lo que nos hace recordar también la imperiosa necesidad de olvidar los tradicionales sistemas de sucesión empleados por las monarquías europeas (primogenituras y mayorazgos), dado que corresponden a un esquema totalmente ajeno a la mentalidad andina. Lamentablemente este hecho fue soslayado por los cronistas de la época, y por ello es prudente tomar en cuenta lo afirmado por María Rostworowski: “debemos analizar las referencias suministradas por las crónicas, en lo posible con una visión andina, no europea. Esto no se debe a una postura antiespañola, sino simplemente a una comprensión de que lo andino y lo hispano poseen tradiciones muy particulares y distintas”, en este sentido igualmente absurdo seria pretender estudiar la historia europea desde una óptica andina.

En tiempos tempranos, muchas veces el mando recaía sobre algún guerrero de valor y habilidad sobradamente demostrada. (recordemos a los Sinchis o jefes militares de los ayllus). Sin embargo esto que es generalizable a diversas etnías del mundo, toma visos diferentes en el Perú, dado el pronto surgimiento de complejos sistemas sucesorios. Así por ejemplo el criterio occidental de la primogenitura, no se toma en cuenta en la medida que muchos pueblos (el señorío chincha por ejemplo), prefieren escogen como señor o jefe, al más “virtuoso y competente”, sin importar que fuera hijo, tio, hermano o sobrino del gobernante fallecido.

Esta ausencia de primogenitura, se hace patente entre los señoríos de Piura, donde todos los hijos e hijas del curaca podían pretender el poder. Sobre esto último es interesante recordar las crónicas que mencionan la existencia en la costa norte, de reinas o mujeres curaca, (hecho que originó gran admiración entre los conquistadores), quienes gobernaban bajo el titulo de “Capullanas”. Esto sumado a la enorme influencia que tuvo la Coya en las sucesiones incaicas, demuestra lo cuestionable y erróneo que es hablar de patriarcados en el mundo andino.

Otro ejemplo de sucesión, corresponde al señorío de Lambayeque, donde destacan las “sucesiones generacionales”, es decir la transmisión del mando de hermano a hermano antes de pasar a los hijos. El poder así podía ser asumido sucesivamente por los hermanos del gobernante fallecido, hasta pasar a alguno de sus vástagos.

La ausencia de leyes especificas sobre la herencia del poder, fue causa principal para el estallido de conflictos entre algunos pueblos de los andes. Fue el caso de los incas, dado que a la muerte del “hijo del sol” o sapa inca, las panacas reales se enfrascaban en duras luchas por hacerse del poder, siendo frecuente el aniquilamiento de algunos miembros del bando enemigo.

Los cronistas del siglo XVI, dieron por sentado que en el incario, heredaba la mascaipaicha el primogenito. Sin embargo debemos recordar que esta creencia, divulgada en Europa sobre todo por Garcilaso en los Comentarios Reales, obedece a la imperiosa necesidad del cronista de ajustar los hábitos sucesorios incaicos (matrilineales), a una realidad donde la sucesión patrilineal era predominante

Texto publicado en la Revista educativa y cultural "Educrítica" N° 1.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Libro: “La imagen del felino en el arte del antiguo Perú”

De garras y colmillos

Felinos. El otorongo, el puma y otros felinos han sido representados de múltiples formas en todas las culturas del Perú antiguo. La joven historiadora de arte Alba Choque Porras ha publicado un libro (*) que busca responder el porqué de este culto ancestral.

Por: Jorge Paredes

El cóndor, el felino y la serpiente. Estos tres animales representaron en el Perú antiguo a los tres mundos conocidos: el aire, la tierra y el subsuelo. Pero de los tres, el felino aparece como el más importante. Desde tiempos precerámicos (2.500 años a.C) su imagen no solo fue reproducida de mil maneras sino, además, se mimetizó con las representaciones de los otros dos animales. ¿Qué vio el hombre andino en estos esbeltos animales andino-amazónicos, solitarios y depredadores? ¿Qué representó la imagen totémica del jaguar o del puma en estados agrarios y teocráticos? La historiadora de arte Alba Choque Porras ha dado respuesta a estas preguntas en “La imagen del felino en el arte del antiguo Perú”, un revelador volumen que recorre el universo religioso precolombino a través de un estudio iconográfico de los distintos gatos andinos que han poblado el imaginario de nuestras culturas ancestrales.

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“Creo que el tigre se llama “ukurunku” en el Antisuyo”, escribió Garcilaso en “Los comentarios reales de los incas”. Ese es el nombre del actual otorongo, conocido también como jaguar. El mayor felino de esta parte de América, que puede llegar a medir hasta dos metros de largo y pesar 180 kilos.

Hasta el momento la primera representación de un felino fue hallada en Huaca Prieta, en el valle de Chicama, La Libertad, en 1946. Se trata de un tejido de algodón de 4.500 años de antigüedad, en el que se representaba la figura de un cóndor, en cuyo vientre aparecía una serpiente enroscada con cabeza de felino. “El felino en esta imagen es el corazón y el inicio de la vida de las otras dos deidades. Asimismo, es el inicio de un diseño morfológico mítico-religioso en el Perú antiguo”, escribe la autora.

Esta imagen resulta clave para entender por qué el felino hechizó al hombre andino. Como todo pueblo agrario y teocrático, las culturas del Perú antiguo divinizaron el poder devastador de los fenómenos naturales, (el rayo, la lluvia, el trueno) y le dieron fuerza mítica al mundo físico que los rodeaba (las montañas, los ríos, las lagunas), pero al mismo tiempo adoptaron como figuras totémicas a ciertos animales que ellos creían podían dominar a estas fuerzas. Ahí el felino ocupó un lugar primordial.

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En el libro se dice que el felino ha sido el alter ego del hombre andino, ¿cómo surge esto?
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En este trabajo me he apoyado en la arqueología y la historia, pero también en la biología. Primero debemos averiguar cuál ha sido el comportamiento de la fauna felina en el antiguo Perú. Hay cuatro felinos principales: el otorongo, el puma, el tigrillo y el gato montés, los cuatro eran adorados en diversas escalas. Pero los principales eran el otorongo y el puma. El otorongo aparece como el máximo depredador por encima, incluso, de la anaconda, entonces el hombre prehispánico lo asoció con un ser poderoso e indestructible y le atribuyó poderes sobrenaturales. De esta manera, comenzó a imitar su comportamiento para buscar él también ese poder. Hasta hoy el chamán invoca al felino o se viste como este animal, tratando de asumir los poderes de la deidad. Todo esto fue reflejado en los relatos orales y en el arte.

También mencionas que la figura del felino está relacionada con el culto al agua y la fertilidad, ¿cómo ocurre esta transformación?

En principio, los otorongos viven en lugares húmedos, cerca de pantanos a diferencia de los pumas que viven en zonas secas. ¿Qué pasa? En todas las representaciones totémicas los animales son cargados con las características de otros seres. El felino va a tomar las alas del cóndor y en otras ocasiones los atributos de la serpiente. El hombre andino asoció el rugido del otorongo con el ruido del trueno, pero como este sonido venía del cielo, entonces construyó el mito del felino volador, que arroja centellas de sus ojos y luego riega con sus orines la tierra. Ahí la relación con el culto al agua. Primero, aparece el rugido (trueno), después brillan los ojos del felino (rayo) y luego con sus orines (lluvia) fertiliza los campos. Esto aparece en grabados y representaciones.

Por su nocturnidad, se creía además que el felino conectaba el día con la noche.

Se creía que, al ocultarse, el sol se sumergía en la tierra y se convertía en la representación de un felino-serpiente, que dominaba todo el espacio infrahumano o subterráneo. De esta manera, movía las energías de la tierra para emerger luego en el día y repetir sucesivamente este ciclo.

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Con el tiempo la representación del felino se hizo más compleja. En Chavín era la máxima deidad —el ejemplo más claro es el mítico lanzón—, mientras que los incas lo consideraban como un dios intermedio. Existe un dibujo del cronista indio Juan de Santa Cruz Pachacuti que lo ubica al extremo derecho de la cosmogonía inca. Ahí aparece la figura del felino volador, arrojando agua o granizo por la boca. Alba Choque asegura que esta proliferación de iconografías, cerámicas, telares, etc., referidas al felino demuestra que en el antiguo Perú hubo arte y no solo representaciones documentales u objetos utilitarios. “Es probable —dice— que al inicio hayan sido los propios sacerdotes los que dirigieran las prácticas artísticas, pero con el tiempo llegaron a capacitar a grupos de personas dedicadas exclusivamente a la creación”. Tal vez el sacerdote explicaba el mito, pero era el artista el que utilizaba su capacidad creadora para plasmar el relato oral en una cerámica o un tejido. Este libro es una prueba palmaria de esta hipótesis.

El felino de oro
Choque significa en aimara oro sagrado y chinchay felino en quechua. Choquechinchay podría significar felino de oro o felino sagrado de oro y designaba a una constelación que se ve en el hemisferio sur (estrellas que formaban la figura de un tigre, según el cronista Pedro Calancha), la cual era venerada desde tiempos remotos hasta los incas. En la figura derecha se muestra el choquechinchay según la cosmogonía inca de Santa Cruz Pachacuti.
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Fuente: Diario El Comercio. Domingo 13 de diciembre del 2009.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Estudio sobre la decadencia de la cultura Nazca.

La cultura Nazca desapareció por deforestar un bosque de huarango

A esa conclusión llegó un científico de la Universidad de Cambridge. El bosque era una defensa natural ante inundaciones por El Niño

Londres (EFE). ¿Una lección para la modernidad? La civilización nazca del Perú precolombino terminó sucumbiendo porque eliminó su línea de defensa natural, los bosques de huarangos, frente a los estragos del fenómeno natural conocido como El Niño.

Ésa es la conclusión a la que han llegado David Beresford-Jones, del Instituto McDonald de Investigaciones Arqueológicas de la Universidad de Cambridge, y otros colegas tras estudiar los efectos de El Niño en 1998 como modelo para intentar reproducir el impacto de un fenómeno similar al final de esa antigua civilización.

SIMILITUDES
En 1998, El Niño inundó la moderna ciudad de Ica con una capa de dos metros de agua, y una proyección con ayuda del ordenador indica que El Niño que aconteció en algún momento entre los años 500 o 600 de nuestra era debió de tener efectos aún más catastróficos sobre el valle del bajo Ica, uno de los dos centros de esa civilización.

Los nazca podrían haber sobrevivido, sin embargo, a esa catástrofe natural de no haber sido por la tala progresiva de una importante masa forestal que habían llevado a cabo para dedicar el terreno a cultivos agrícolas como el maíz o el algodón.

LA IMPORTANCIA DEL BOSQUE
El valle del bajo Ica, hoy desierto, estuvo poblado de bosques de huarango, un árbol que puede vivir más de un milenio y que, además de abastecer a los nazca de leña y madera para la construcción, cumplía un papel ecológico muy importante ya que sus profundas raíces afianzaban el terreno, protegiéndolo contra la erosión del agua y el viento.

Los árboles constituían además una importante defensa frente a las súbitas inundaciones, señalan los expertos británicos, según los cuales el análisis del polen antiguo muestra que la población de esos árboles comenzó a decaer en los años que precedieron al colapso de la civilización nazca por culpa de la dedicación creciente del terreno que ocupaban a agricultura.

Con esa tala masiva de árboles se eliminaron las defensas naturales frente a un intensísimo fenómeno de El Niño acaecido por aquellos años, explica Beresford-Jones.

“La tala gradual de los bosques terminó superando un umbral ecológico, claramente definido en esos entornos desérticos, con lo que el paisaje quedó expuesto a los vientos extremos del desierto y a los efectos de las inundaciones ocasionadas por El Niño”.

“El clima no fue por tanto el único factor (en el fin de esa civilización), sino que los nazca contribuyeron con sus acciones a su propia destrucción”, señala el científico británico.

OTROS OCASOS
Se cree que la deforestación contribuyó también de modo importante al colapso de otras civilizaciones, como la de la isla de Pascua o la del pueblo anasazi, del suroeste de Esatados Unidos.

“Los errores de nuestra prehistoria nos ofrecen una importante lección sobre la conveniencia de gestionar las frágiles zonas áridas de la actualidad”, afirma Oliver Whaley, del Real Jardín Botánico de Kew, otro de los autores del estudio.

Fuente: Diario El Comercio. 02 de noviembre del 2009.